Los niños y jóvenes han descubierto, hoy más que nunca, lo que significa estudiar de manera virtual debido a la cuarentena. Los profesores ya no están presentes para señalarles horarios y deberes a diario y de forma presencial. Ya no se estudia en el centro escolar, sino en casa. Pero, ¿cómo afecta esta imprevista y nueva situación a los niños y jóvenes? Tal vez, nos podamos sorprender de que este giro pueda motivar y afectar de forma positiva a los niños que no se caracterizan por ser buenos estudiantes. El ser humano tiene un gran capacidad de adaptación inagotable, y los niños, aun más concretamente, nos sorprenden con su capacidad de esfuerzo y superación cada día. La clave reside en saber ver las oportunidades de crecimiento y las herramientas con las que podemos ayudar a nuestros hijos a realizarse diariamente, aún en estas circunstancias.

Lejos de caer en la tensión con los hijos a la hora de que estudien en casa durante la cuarentena y dejarnos llevar por la preocupación y la responsabilidad de asumir el rol de los profesores ausentes, conviene centrarse en que motivar para aprender es posible. Esta situación de confinamiento, puede ser una gran oportunidad para reinventarse y redescubrir nuevas formas de acceder al conocimiento.

¿Qué hacer?

Seguir una rutina diaria, relativamente estructurada, pero a la vez flexible. Se puede combinar tiempo de trabajo y descanso que incluya actividades lúdicas en familia.

Descubrir que el aprendizaje no solo radica en los libros y en realizar tareas escolares de manera mecánica, sino que existen otras opciones, como talleres de lectura, pintar o actividades grupales físicas virtuales, como yoga o pilates.

Reducir la presión que imponemos a los niños a la hora de cumplir con todos los deberes que mandan los profesores, así como la necesidad de seguir el plan de trabajo diario por materias. Las circunstancias y el contexto en el que se lleva a cabo el aprendizaje en casa y en el colegio son diferentes. Los requisitos pueden ser distintos y las tareas más dinámicas.

Crear un ambiente amigable para estudiar en casa; bien ventilado y sin ruido. Evitar el uso excesivo de aparatos como el móvil o la tablet. El mal uso de las nuevas tecnologías no favorece el aprendizaje y puede producir un estado interior de agitación y excitación que perjudica nuestra capacidad de atención y memoria a largo plazo.

Establecer rutinas adecuadas con respecto a los horarios de sueño. Para mantener el bienestar mental, conviene practicar con los niños un tiempo para hacer alguna meditación breve y sencilla o ejercicios de relajación.

Una comunicación positiva, de confianza y de ayuda entre profesores, padres y alumnos para ofrecer recursos que creen una dinámica basada, no tanto en el resultado, como puede ocurrir en el colegio con las evaluaciones, si no en el proceso y el interés por aprender cosas nuevas. Es una buena oportunidad, para desarrollar capacidades y actitudes como la empatía, la autoestima, el diálogo y la superación de situaciones adversas.

¿Cómo actuar cuando tu hijo te dice que no quiere estudiar?

Es conveniente evitar dramatizar el hecho de que el niño o joven se niegue a estudiar. Insistir a los hijos suele ser contraproducente porque se acostumbran a oír y no a escuchar. Suele resultar más productivo no entrar en ese juego; eso sí, avisándoles de que, si no cumplen con su responsabilidad, habrá un costo negativo que los padres deberán concretarles de entrada. Como la coherencia es fundamental en la educación, estos deberán cumplir la advertencia en cualquier caso.

Los niños y jóvenes que quieren estudiar tienen en común sus ganas de aprender acerca del mundo en el que viven. Por ello, es muy necesario fomentar en los niños, desde muy pequeños, su curiosidad natural y compartir con ellos actividades con las que aprendan como contarles cuentos.

Leave a Reply