Cuando hable con sus hijos, pequeños o adolescentes, es importante que utilice palabras, frases y ejemplos que sean apropiados para su nivel de desarrollo. A continuación se ofrecen consejos para ayudar a niños en edad preescolar, escolar, y a los adolescentes y jóvenes adultos.
Niños en edad preescolar (Edades 2 – 6):
Los niños en edad preescolar están más sintonizados y afectados por las emociones de sus padres que con otros niños mayores. Especialmente para ellos, asegúrese de mantener la calma cuando estén en sus alrededores. Además:
- Cuando ellos estén cerca, apague la televisión, computadoras y altavoces inteligentes. Escucharán cosas o verán imágenes que son potencialmente aterradoras.
- Tenga cuidado al hablar de la situación con otros adultos o hermanos mayores cerca de ellos.
- Es posible que niños pequeños necesiten un poco más demostración de ternura, cuidados y cariños hacia ellos que otros niños mayores. Si le preocupa la transmisión de una enfermedad, entonces sentarse cerca, o quizás dormir en la misma habitación es reconfortante.
- Haga un juego divertido de las medidas preventivas como cuando al lavarse las manos o limpiar superficies.
Niños en edad escolar (Edades 7-12):
- Los niños de primer a sexto grado pueden entender más sobre una enfermedad contagiosa. Explíqueles que los gérmenes que causan esta enfermedad que nos tiene en cuarentena son como los que causan un resfriado. Recuérdeles que estas enfermedades se pueden propagar fácilmente, pero que también se pueden prevenir, por lo que es necesario que nos lavemos las manos y usemos pañuelos desechables de papel y toallitas desechables de alcohol.
- Los niños entre estas edades se desenvuelven bien cuando tiene una rutina. Trate de mantener los horarios diarios como típicamente los mantiene, aún si están en cuarentena en casa. Explíqueles que la razón por la que se abasteció de comida por un mes y no está yendo a la escuela o al trabajo es para ayudar a su comunidad a no propagar la enfermedad a otros.
- Los niños en edad escolar más jóvenes hacen frente a sus temores a través del juego. Pueden jugar a ser médicos o jugar con Legos para construir un hospital que ayude a personas. Esta es una manera normal de manejar sus ansiedades, aunque repitan los mismos juegos vez tras vez.
- Algunos niños en esta categoría se vuelven más apegados y exigentes. Tal “regresión” es una forma de expresar temor. Este no es el momento para simplemente decirles “tienes que crecer”, aunque el comportamiento sea frustrante. Es posible que necesiten más tiempo con usted – leyéndoles, viendo la televisión juntos, dibujando o jugando.
- Apague la televisión y otros medios digitales lo más que le sea posible. Niños en estas edades pudiesen no entender todo lo que escuchen o vean en las pantallas. Por ejemplo, si hay informes de brotes o muertes en la otra costa del país, es posible que no sepan que tan lejos eso está ocurriendo o que los gérmenes no pueden propagarse hasta su casa desde lugares distantes.
Adolescentes y jóvenes adultos (Edades 13 – 18+):
- Es probable que los adolescentes y jóvenes adultos hayan escuchado hablar mucho sobre el COVID-19 y su potencial peligro. Son lo suficientemente mayores para entender cómo se propaga, las medidas preventivas y los riesgos futuros. Tenga conversaciones abiertas, comenzando con preguntas abiertas sobre lo que saben, lo que les preocupa y cómo se sienten.
- Los niños entre estas edades son lo suficientemente maduros como para ver las noticias con usted o accesar la Internet y explorar sitios web de confianza para aprender más sobre la enfermedad. Siéntese con ellos conversen sobre lo que ven y leen, y cómo la enfermedad puede impactar sus vidas.
- Los adolescentes y jóvenes adultos pueden ayudarle a comprar suministros, jugar con hermanos menores, preparar comidas y realizar otras tareas en preparación a una posible cuarentena. Incluirlos en el esfuerzo de proteger a la familia les ayuda a sentirse valorados, y este empoderamiento ayuda a disminuir la ansiedad.
Nadie sabe en este momento que tan serio será el impacto del COVID-19. Vivir con incertidumbre no es fácil. Sin embargo, podemos ayudarnos el uno a los otros a ser más capaces de resistir adversidades, ser más emocionalmente estables, y protegernos físicamente lo más posible a través de medidas cuidadosamente planificadas con el involucramiento de nuestros hijos en esta época de crisis.